Navidad 2020: Emociones e ilusiones

La ilusión de la Navidad

Esta Navidad no cabe duda de que va a ser diferente. Va a ser una Navidad emocionalmente muy intensa. De hecho, es probable que todos tengamos una mezcla de emociones que hagan de estas fiestas, las fiestas más complejas emocionalmente hablando que hayamos vivido nunca como sociedad.

La Navidad es un tiempo en el que la pérdida siempre se nota más. Donde la tristeza, la melancolía y la nostalgia se apoderan de nosotros.

Donde aquellas personas que nos faltan, están más presentes que nunca. Donde cada silla vacía duele enormemente. Y este año, por desgracia, hay muchas personas que han perdido a seres queridos a manos de este maldito bicho microscópico.

 

La ilusión es una emoción que crece con nosotros cuando somos niños.

 

Pero también las emociones positivas están más presentes que nunca. La alegría o la ilusión, especialmente si tenemos niños cerca que nos hagan vivir estos momentos con ese brillo en los ojos de una época que para ellos es absolutamente mágica, son emociones que están muy presentes.

La ilusión es una emoción que crece con nosotros cuando somos niños. Pero tenemos que ser capaces de mantenerla. Por nosotros y porque la ilusión se contagia como se contagia la alegría. Y aunque debería ser todo el año, este es un momento especialmente importante para contagiar. Para contagiar cosas buenas, para contagiar solidaridad, generosidad, alegría e ilusión. Y con un poco de suerte seguir haciéndolo el resto del año.

Y todas estas emociones que sentimos, están bien. No son buenas ni malas. Están ahí para hablarnos, para ayudarnos a conocernos mejor. La soledad es una emoción que nos ayuda a entender que para nosotros las relaciones sociales son importantes. Y si la sentimos, lo importante no es acallarla, sino actuar. Si nuestros lazos con otras personas son relevantes, como para echarlos de menos tanto como para sentir la punzada de la soledad, es bueno saberlo, para dedicar parte de nuestro tiempo a cuidar esas relaciones, a mimarlas, mantenerlas.

Algo que a lo largo del año muchas veces se nos olvida y que, aunque no debiera ser, así la Navidad nos permite una especie de paréntesis para contactar con personas con las que el resto del año no lo hacemos. Y digo que no debería ser así, porque a las personas nos tenemos que mimar siempre, que cuidar siempre, que decirnos que nos queremos siempre. Porque si no, a veces, lo dejamos para cuando ya no se puede decir nada…

 

La navidad 2020, diferente pero emocionante

Este año vamos a tener más ausencias que nunca. Las cuotas o los cupos, que no nos gustan a ninguno, pero que nos protegen, van a hacer que sean las fiestas más extrañas. Pero también más íntimas. Vamos a entender lo que es la celebración con los más cercanos. Pero ojalá el resto del año no nos olvidemos de lo importante que es cuidar esa ilusión incluso con los que compartimos cada día nuestra vida.

 

Ojalá esa ilusión se mantenga el resto del año y ojalá la contagiemos no solo en Navidad, sino cada día y cada mes del año.

 

Y lo más importante de todo, es que este año, más que nunca, seamos capaces de fijarnos en lo que tenemos y no en lo que no tenemos. Entender que, seamos los que seamos, no importa el número, estamos aquí, nos queremos, nos cuidamos, nos mimamos. Que por cada silla vacía hay una llena, llenísima. Y que solo por eso, merece la pena celebrar y reír y disfrutar. Porque estamos y porque estamos juntos.

Ojalá seamos capaces de mantener la ilusión. Esa que teníamos de niños y que, por algún motivo, la vida nos va arrebatando. Pero esa ilusión es una parte importante de donde hemos llegado como personas. La ilusión por aprender, por ayudar a otros, por impactar en la vida de las personas que tenemos cerca, y, por qué no, de las que tenemos algo menos cerca. La ilusión por ser mejores.

Ojalá esa ilusión se mantenga el resto del año y ojalá la contagiemos no sólo en Navidad, sino cada día y cada mes del año.

Y que valoremos lo básico, lo elemental, aquello que realmente importa y nos hace felices. Y que todos tenemos tan cerquita. Que no tengamos que volver a decirnos “antes sí éramos felices, pero no lo sabíamos”. Porque a veces, es más sencillo de lo que creemos. A veces basta con mirar a nuestro alrededor, y ver quién está y quién queremos ser para ellos. Porque esto último es nuestra decisión. Y es una decisión importante.

Felices y emocionantes fiestas a todos.

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